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Davita Market
En Mayo abrió sus puertas Davita Market. Un nuevo restaurante italiano en Barcelona, donde encontrar lo más típico e internacional de la cocina de ese país: pasta, pizza y tiramisú. Dicho así suena a una franquicia más de cualquier pizzería con servicio a domicilio o de las que hay en los centros comerciales. Pero hay que profundizar algo más.
Hablamos de un concepto diferente, de una mezcla de fast food de calidad, en el que no falta nada de lo esperado en un italiano; de una mezcla de espacios como si fueran paradas de mercado en la que cada una te ofrecen un producto diferente. En este caso el producto es el tipo de comida o de bebida. Son 9 paradas. Con ello quieren que el cliente vaya a cada mostrador a hacer su petición donde verá como cocinan su plato delante de él. Tampoco es self service. Es el llamado casual dining, un modelo importado, como no, de EEUU de donde parece que todo nos gusta.
El local es grande, mezcla mesas altas con mesas bajas y está bien decorado. Primero, una terraza en la calle, luego lo que podríamos llamar un porche antes de entrar al local. Las paradas donde se ofrece cada tipo de comida realmente recuerdan a un mercado, con su rótulo y su expositor de cada producto. Una parada de quesos, la de los dulces, la pasta, la pizza, la cantina… Aunque también introduce algún plato de temporada fuera de lo más conocido.El sistema es curioso, a la entrada, se recibe una tarjeta en la que se irán cargando las peticiones que se hagan en cada parada. No se pagará en cada una de ellas ni habrá un tíquet de cada consumición, sino que se entregará la tarjeta en la que se irán sumando las comandas y a la salida, se abonará el total de la cuenta. Fácil, rápido y cómodo teniendo en cuenta que cada plato debe pedirse en un sitio diferente. También disponen de «avisadores» que parecen platillos volantes, por si no quieres esperar en el mostrador mientras que hacen tu plato, sin tener que estar tan pendiente. Todo un derroche de tecnología que además llega a la cúspide cuando se puede pagar con el móvil, ya que han llegado a un acuerdo con Zapper…yo ahí aún no he llegado, pero está claro que se va imponiendo este método.
Empezamos con una degustación de quesos de la que ya sabéis que no puedo opinar: trufado, tipo Camembert, con castaña, macerado con whisky y con grappa. La opinión del que si los tomó fue: oh.. OH..OHHH!!, me recordó a la famosa escena de Meg Ryan en la cafetería de «Cuando Harry encontró a Sally». Siguiendo el orden sugerido por ellos para comerlos, al acabar pregunté ¿Cual es el mejor?. No pudo elegir uno.
Casi al mismo tiempo llega una ensalada de sandía, tomate, menta fresca y mango. También llevaba búfala, pero se podía apartar, así que no se libró de que la probara. La verdad es que me pareció fresquísima y muy bien aliñada. Una ensalada ideal para esta época del año y sin ningún ingrediente extraordinario o que pueda ser sustituido por otro para repetirla en casa. Realmente original y apetecible.
Un carpaccio de atún rojo traído de Andalucía con guacamole y pistachos. Buena idea, pero demasiado guacamole. Para mi, el carpaccio es un plato mucho más sutil y debe ser saboreado el producto, en este caso el atún. Algo de aliño y los pistachos hubiera sido suficiente. Poner guacamole y más en esa cantidad no tiene sentido en este plato, ya que hace desaparecer el ingrediente principal que ya suele ser bastante escaso al ser cortado tan fino. Pero bueno, quizá así tiene éxito entre su público, y de esta forma lo hacen más popular. Es su elección!.
Una moussaka de la que tampoco puedo daros parte, ya que llevaba queso. Aunque se veía bastante jugosa. El aspecto era apetecible y algo probé identificando el queso que había y apartándolo, pero tengo pocas referencias de estos platos como para valorar. La verdura era buena y lo que pude probar, me gustó. De todas formas, pensad que es una opinión mermada.
Como es de esperar, no podemos ir a un italiano y no tomar pasta. Ya nos saltamos la pizza, que no probamos. Pero la pasta no. La hacen ellos y te ofrecen varios tipos de pasta y formas de aderezala. En nuestro caso, compartimos dos platos. Por un lado, unos tagliolini, una pasta de huevo con zucchini e gamberetti según anuncian en su carta: ajo, guindilla, calabacín y gambas frescas. Estaban bastante sabrosos sin ser excesivamente picantes. La pasta, al dente, por lo tanto, en su punto para nuestro paladar. Típica, pero correcta.
El otro plato de pasta que compartimos fueron unos Lunette al foie. La pasta rellena de foie ya era algo más sofisticada que la anterior y con un sabor más potente. Solo apta para incondicionales del foie como nosotros. Si no te gusta este ingrediente, no la pidas porque sabe y mucho. Acompañados de una crema de calabaza y confitura de tomate. Era un buen contraste, ya que la confitura solo le daba un toque, no era excesiva ni en cantidad ni en dulzor. Un plato que satisface.
Como os comentábamos, no tomamos pizza, seguramente uno de sus platos emblema. Por lo que hemos visto y leído, son buenas y hechas al momento. Según su carta, incluso puede pedirse la masa como si se tratara de una ración de pan para acompañar las comidas.
Y tampoco poidíamos no probar el Tiramisú, en el que nos habíamos fijado en la «parada de los postres» cuando hicimos la primera ronda para ubicarnos. Un Tiramisú grande que cortan en porciones. La verdad, llamaba la atención su aspecto y seguramente ellos lo saben, ya que estaba en primera fila. También había Cannoli Siciliani y Panna Cotta estos sí individuales, pero el rey es el rey. Y se ganó el título a pulso, ya que el tiramisú estaba muy bueno, el cacao amargo, el sabor a café, el mascarpone cremoso y el bizcocho esponjoso. En definitiva, muy bien hecho.
También y por curiosidad probamos un poco de sus helados. Aunque los helados italianos tienen fama por cremosos y en Davita Market el 70 % de los productos son importados de allí, los helados es lo único que no hacen ellos y son elaborados por una pequeña empresa de helados artesanales en Mallorca que además personaliza los gustos. En este caso, probamos vainilla, mango y pistacho. Ojo al de Pistacho, nada que ver con el conocido del que debo decir que, en general es uno de los sabores menos conseguido en helado que he probado. Pero este era de pistacho con sal, y quizá por eso era mucho más fiel al recuerdo del fruto seco. Un helado buenísimo que no habíamos probado antes y que os recomiendo que probéis. Los tres lo eran, pero quizá este por la novedad y el original sabor es el que destacaría.
Acompañamos la comida con una copa de un vino italiano con mucho cuerpo y potente, un Baloro de la zona de Piamonte del que no puedo deciros la bodega.
Es cierto que podría ser una de aquellas franquicias de las que hablábamos, pero con alguna diferencia. No necesariamente debe ser algo despectivo, solo es saber donde se entra y a qué. En este caso, un concepto diferente que si sabes donde vas y a lo que vas no defraudará lo más mínimo. Ideal para comidas familiares, rápidas o de grupos o sea, más informales. Cuida la estética, el producto y busca diferenciarse del resto. De momento lo consigue ya que no se puede negar que es algo diferente. Y, la verdad, no se come mal.
Los precios son bastante ajustados. Como siempre, dependerá de lo que cada uno pida, pero la media de su carta son unos 14 Euros: los platos de pasta rondan los 8 Euros, las pizzas 9, los entrantes y las ensaladas varían algo más y los postres unos 4 Euros.
Si buscáis platos de carne o de pescado, de cocina italiana fuera de lo más internacional y lo más popular no es el lugar. Precisamente hace unos días teníamos esa conversación en otro blog al que sigo. En cambio, para tomar pasta, pizza y alguna cosa más algo más gourmet, merece una visita, aunque sea como curiosidad.
El Bar
En una esquina del Eixample de Barcelona se ubica El Bar. Un nombre generalista que aquí escribimos con mayúsculas porque es el nombre del restaurante del que os vamos a hablar.
Aunque tiene una buena fachada, la puerta de entrada es pequeña, pero el local es grande. El comedor se encuentra a un nivel un poco más bajo que la calle, aunque no es un sótano. Esto le da una cálida luz natural ya que los cristales de su vidriera no son transparentes y atenúan el sol. Los colores oscuros de algunas sus paredes combinadas con otras decoradas con titulares de diario y un mobiliario en tonos madera también ayudan a ello. Tiene su barra y no demasiadas mesas, con el suficiente espacio entre ellas para no dejarnos «disfrutar» de conversaciones ajenas. Según puede verse en su entrada, disponen de algún salón privado para eventos o cenas de grupo. En El Bar, Sergi Giménez, sumiller atiende la sala y Brian Matic la cocina.
El Racó d’En Cesc
Desde que conocimos a Toni Romero (Chef) y Edgar Rodríguez (Sumiller) en el maridaje que ofrecieron en la presentación de la cerveza Artesana 2104 de Albert Sanchís, íbamos detrás de ir a su restaurante, El Racó D’En Cesc, porque lo teníamos anotado en nuestra infinita lista de pendientes. Y por fin se nos presentó la oportunidad cuando tuvimos que elegir sitio para cenar con unos amigos.
Amantes de la cerveza, el vino y la buena mesa, la familia Cánovas nos deleitan en este encantador restaurante con su cocina tradicional catalana con algún toque de «diseño» sin que Sigue leyendo
Les Finestres de Llúria
1864 – 2014: 150 años de Historia son los que cumple el edificio que actualmente es el Hotel Catalonia Eixample 1864. Un edificio que fue construido entre 1863 y 1864 es hoy emblemático por ser la única fachada de 1200 metros cuadrados que se conserva decorada con la técnica del fresco. Es curioso como calles por las que has pasado muchas veces albergan tesoros como estos y el caminar cabizbajos o absortos en nuestros pensamientos nos impiden verlos. Barcelona, como muchas ciudades, está llena de historia que se plasma en su urbanismo y nos pasan desapercibidos.
Por suerte, a esta fachada se le ha devuelto todo su esplendor con la restauración que se hizo hace algunos años, y existe la posibilidad de saber mucho más de ella mediante una Ruta Cultural ofrecida por CultRuta durante este mes de Noviembre que hace parada y fonda en este edificio y sus alrededores para dar todo tipo de detalles sobre la urbanización de esta zona: el Eixample.
También con el motivo de este aniversario el restaurante Les Finestres de Llúria, perteneciente al Hotel, ofrecerá todo el mes de Noviembre un menú fuera de esferificaciones, reconstrucciones, hielo seco y demás técnicas culinarias actuales. Un menú tradicional, de los de «Festa Major», de cocina catalana de toda la vida que ante tanto excentricismo gastronómico parecía escondida con miedo a salir… Solo por eso nos parece que el restaurante merece una visita: por retomar los menús de toda la vida, por la apuesta por esta recuperación de lo tradicional y porque está buenísimo!.
El menú está compuesto por un primero, un segundo y un postre a elegir entre tres opciones. Hemos tenido la suerte de probar algunos de ellos. Empezamos con uno de los primeros: una Escudella Barrejada
Para los no catalanes podría ser definido como el cocido catalán, o el caldo de Navidad. Un plato caliente que ahora sienta de maravilla. Como es normal en estas recetas, versiones hay tantas como familias y casi todo es aceptado: verdura, huesos, legumbres, pasta… pero como imprescindible y señal de identidad sería «La Pilota» (la pelota), que podríamos definir como una albóndiga grande que suele repartirse entre los comensales. Si escogéis este primero la encontraréis, además de entonarnos el cuerpo con un caldo calentito.
No podían faltar los Canelons de Rostit de Festa Major (Canelones de Rustido de Fiesta Mayor). Un plato muy típico de comprar hecho los domingos, verano o invierno, pero que cuando hay algo que celebrar, son casi imprescindibles y se cocinan en cada casa. Para el rustido, igual que la Escudella, cada uno tiene su receta heredada o adaptada a su gusto y siempre es mejor hacerlo el día antes para que se asiente bien y, porque no decirlo, porque es mucho más cómodo y casi necesario por cuestión de tiempo, ya que así nos permitirá rellenar la pasta y gratinar, dándole el último toque cuando lleguen los invitados. Los servidos estaban bien gratinados y los que los saborearon se deshacían en elogios… No os puedo dar mi opinión en este plato, pero el aspecto habla por si solo.
Otro clásico: Habas a la Catalana. Bien cocidas, con todo el tiempo de dedicación necesario y con las dos butifarras de rigor: blanca y negra. Así como la Escudella en Barcelona ciudad os diría que es incluso difícil de encontrar en restaurantes (excepto menús diarios fuera del centro), las habas son más fáciles de verlas en algunas cartas. Pero también es cierto que las que encontraremos, volviendo al tema de la creatividad, están tan modificadas que quedan irreconocibles. Y no por eso están malas, ni mucho menos, pero al ver el plato casi parecían éstas las extrañas.
Todos los segundos platos ofrecidos son también grandes representantes de la cuina catalana.
Un Fricandó no podía faltar. Este, de Ternera del Ripollès con Moixernons (unas setas). La carne estaba muy tierna, una de las cosas que indica que el producto es de primera y que ha estado en el fuego el tiempo necesario. Uno de esos platos en los que tienes que preparar el pan para rebañar la salsa. Un guiso de toda la vida, también plato más idéneo para el frío.
Unos Calamarcitos Rellenos de Gamba con Guisantes es otro de los segundos que puede desgustarse. Este plato quizá está más extendido y no se relaciona con un plato típico solo de Catalunya, pero es muy habitual en nuestra cocina. Tanto las gambas como los calamares se veían bien frescos. Aunque está entre los segundos, podría ser un primero, al ser más ligero por ser pescado y tratarse de un guiso.
Y tampoco podía faltar el bacalao un pescado siempre agradecido que tiene mil formas de prepararse del que me declaro admiradora incondicional. Cuando algo lleva pimiento, es a la riojana, si lleva sobrasada, a la mallorquina y si es con espinacas, pasas y piñones, es nuestro, a la catalana. Además, para reafirmar, gratinadas con alioli. Es posible que precisamente por mi admiración a este pescado es para mi el elegido de los segundos, el privilegiado que se ganó mi paladar. Realmente estaba muy bueno, si sois de pescado, no lo dudéis, escogedlo… pero bueno, lo mejor es ir mínimo tres y así, por lo menos podéis hacer una «cata» de casi todos, como hice yo!.
La repostería catalana es famosa, muchos pasteleros y muchos dulces lo son e identifican y reafirman esta fama bien ganada.
Una crema catalana, bien «cremada» (quemada) y bien espesa. Como mandan los cánones. Un postre que por mucho que se coma no cansa, sobre todo si eres muy goloso. Desgraciadamente, he visto cremas catalanas tan desmejoradas que en muchos restaurantes da reparo pedirla: puedes encontrarla con galleta????!!! , sin quemar, o simplemente, unas natillas a las que han nacionalizado. Y es una lástima, porque no es justo desmerecer éstas!!
Mel i mató (miel y requesón). En este caso no puedo daros opinión propia, pero si que igual que los canelones, quien si lo tomó alabó su textura y su justa medida de miel para mezclar con el requesón.
Y unos Carquiñolis que no venían solos: con su copita de moscatel, el vino dulce para rematar la comida y frutos secos, por lo que podríamos decir que era una mezlca con otro postre, el músico, también muy catalán (postre consistente en frutos secos también con vino dulce). Este es más fácil de compartir y son un vicio… Muy bueno y eso si, bastante más consistente que los otros dos. Es de los postres ideales para una larga sobremesa.
Nos gustó mucho este menú, por ser algo de toda la vida y me pareció loable que un Hotel céntrico de Barcelona tenga la iniciativa de confeccionarlo, tanto para sus huéspedes turistas como para los que, como hemos dicho en otras ocasiones, somos grandes partidarios de ir a los restaurantes de los hoteles. Si a la buena comida le sumamos el precio, os parecerá más sabrosa: 22 Euros!! IVA Incluído. Eso sí, bebida y café aparte.
Recordad, todo el mes de Noviembre sirven este menú, y también lo hacen por la noche!. De lunes a domingo. Va bien hacer un descanso gustativo de vez en cuando para darle alimento a la memoria, a nuestra cocina, a nuestras abuelas…